domingo, 15 de abril de 2007
Islas o antenas parabólicas
Nuestra desesperada sed de sexo en la adolescencia y primera juventud nos convierte en místicos y poetas. No sé si otros animales se convierten en poetas, pero hay especies en las que los individuos no pueden ni verse con peligro de muerte o graves heridas, pero macho y hembra olvidan todo y se acarician cuando llega el momento.
¿Qué pasa con las plantas?
Cuando veo estos ranúnculos abrirse paso entre la maraña de algas filamentosas emergiendo desde el lugar oscuro y oculto del cieno y el medio acuático a una atmósfera radiante de primavera, trato de identificarme con un insecto alado (la verdad no me resulta difícil) y las veo como islas en un océano de verde, agua y cieno. Secas, olorosas, coloridas, con la promesa de alimento. Verdaderos oasis. Y desde el punto de la planta, son reclamos para conseguir el ansiado sexo. Su forma de poesía es llenar los campos con estas antenas captadoras de insectos, derrochando diseño en cuanto a olores y colores y gastando su buena energía para conseguirlo.
Al fin y al cabo, la primavera le altera la sangre (o la savia) a todo bicho viviente.
Bueno, amiguetes de los otros blogs... mi querido amigo marmorlu y frikosal (vaya nombrecitos nos buscamos todos) por fin he puesto una entrada en la que además de fotografía se habla de sexo.
Un saludo.
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2 comentarios:
Una entrada que tu te creias que nadie iba a leer... pues te has colao ! je, je.
Muy guapas esas ranunculáceas lascivas... je, je.
¿Que tal ese viaje ?
Menuda coleccion de fotos que estas acumulando, da gusto verlas.
Cuenta esto de cuando volabas..
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